En Resident Evil 4 Remake, volvemos a unirnos a León S. Kennedy en su viaje a un remoto pueblo de España. Nuestra misión es encontrar a Ashley Graham, la hija del presidente de los Estados Unidos, quien ha sido secuestrada por una peligrosa secta conocida como Los Iluminados. Sin embargo, las cosas no tardan en torcerse y pronto nos encontramos luchando por sobrevivir en una aldea donde todos nos quieren muertos y, por supuesto, no faltan las criaturas de pesadilla a las que enfrentarnos.

El guión es muy fiel al juego original, aunque la narrativa se ha mejorado y ahora se profundiza más en ciertos aspectos de la trama. Esto se logra mediante la introducción de nuevos diálogos, secuencias de vídeo y documentos. Además, personajes como Luis o Ashley han ganado muchísimo en esta nueva versión.

En cuanto a la jugabilidad, nos encontramos nuevamente ante una aventura de acción en tercera persona bastante lineal. Debemos avanzar por una gran variedad de escenarios mientras enfrentamos todo tipo de peligros y situaciones inesperadas. Se ha aprovechado la oportunidad para actualizar los controles y adaptarlos a lo que esperaríamos ver en un juego que se lanza en pleno 2023.

Además, ahora puede realizar paradas con el cuchillo, una técnica que no solo nos servirá para desviar golpes que de otro modo no podríamos evitar, sino también para aturdir a nuestros rivales y dejarlos vulnerables a un poderoso remate. También se ha pulido el gameplay, consiguiendo que el simple hecho de disparar resulte en algo muy satisfactorio y bastante diferente dependiendo del arma que empuñemos. Añadir nuevas acciones contextuales, la eliminación de quick time events, accesos directos para cambiar de arma en tiempo real sin necesidad de abrir el menú, o la posibilidad de agacharnos para ser más sigilosos y ejecutar a los enemigos por la espalda, y entenderéis rápidamente todas las mejoras que se han producido en este frente.

Obviamente, la consecuencia de esto es que ahora nuestros adversarios también se han adaptado. Se guardan nuevos trucos bajo la manga, son agresivos, suelen aparecer en mayor número y tienen más formas de asediarnos, obligándonos a aprovechar al máximo todas nuestras herramientas. En la práctica, todo esto se traduce en unos tiroteos impecables, frenéticos, tensos, agobiantes, variados y divertidos hasta decir basta, en los que no nos dejarán respirar ni un segundo mientras no paramos de movernos y hacemos uso de todos los recursos que tenemos a nuestra disposición. Es un juego que a los mandos difícilmente podría ser más satisfactorio.

Probablemente os estaréis preguntando cómo se desarrolla y si mantiene todos los escenarios y situaciones que convirtieron al Resident Evil 4 original en un mito de la industria. Si bien los trailers y capturas que Capcom ha distribuido durante estos meses podrían llevarnos a pensar que se trata de un remake muy fiel, lo cierto es que nos hemos encontrado con una aventura repleta de sorpresas a la que no le tiembla el pulso a la hora de jugar con nuestras expectativas. Ya sea colocando nuevos enemigos donde antes no estaban, creando eventos completamente nuevos, introduciendo puzzles inéditos, reinterpretando de arriba a abajo secuencias muy icónicas, cambiando el orden de acontecimientos para llevarnos a engaño, rediseñando jefes y sí, eliminando alguna que otra sección.

El resultado final es una interesantísima mezcla entre escenarios y situaciones muy familiares con otros tantos que nos pillarán completamente por sorpresa, creando así un conjunto en el que da exactamente igual la cantidad de veces que nos hayamos pasado el título de 2005, pues no nos podemos fiar de nuestros recuerdos. Gracias a esto, hemos vuelto a sentir la misma inseguridad que sentimos la primera vez que jugamos a Resident Evil 4, esa sensación de no saber qué esperará a continuación, ni siquiera cuando nos adentramos en lugares cuyo diseño se ha respetado con extrema fidelidad.

Lo realmente importante de todo esto es que al final, lo que nos hemos encontrado es una de las mejores, más variadas e intensas aventuras de acción de los últimos años. Pocos títulos somos capaces de recordar que nos hayan durado 18 horas y que en ese tiempo hayan conseguido que no nos aburramos ni un solo segundo, bombardeándonos constantemente con nuevos retos, eventos y sorpresas que se han encargado de mantener nuestros niveles de tensión bien altos y todo ello con un ritmo soberbio que no nos da tregua.

Eso sí, no vamos a negar que hay detalles que no nos han terminado de convencer. Y aunque no nos han impedido disfrutar a lo grande de su vertiginosa propuesta, sí que han afeado un poco el conjunto. Como hemos dicho, hay partes que se han eliminado por completo, muchas de las cuales hemos echado de menos a pesar de que el título intenta compensarnos con otras totalmente nuevas. Más sangrante todavía nos parece que, al menos de lanzamiento, solo se haya incluido la campaña principal, obligándonos a esperar a una actualización gratuita sin fecha determinada para poder disfrutar de su modo mercenarios. Peor todavía, no hay ni rastro de la historia adicional protagonizada por Aída.

Tampoco nos ha convencido nada la introducción de una serie de misiones secundarias cuyo diseño no podía ser más vago y anodino, convirtiéndose en una especie de excusa para hacernos dar vueltas de más y alargar artificialmente el de horas con un relleno innecesario. No queremos que nos malinterpretéis ni que penséis que Capcom no ha estado a la altura, ya que esta idea no podría estar más alejada de lo que queremos transmitir. Así que vamos a repetirlo una vez más: Resident Evil 4 Remake es una aventura de acción increíble, variada, tensa y divertida como ella sola.

En lo referente a su nuevo apartado gráfico, tenemos que decir que los resultados son muy similares a lo visto en los remakes de la segunda y la tercera entrega de la serie. Esto se traduce en unos modelados muy buenos, un sistema de iluminación genial y unos escenarios repletos de detalle.

En términos de jugabilidad, nos enfrentamos nuevamente a una aventura de acción en tercera persona bastante lineal. Debemos avanzar a través de una gran variedad de escenarios mientras enfrentamos todo tipo de peligros y situaciones inesperadas. Se ha aprovechado la oportunidad para actualizar los controles y adaptarlos a lo que esperaríamos ver en un juego que se lanza en pleno 2023.

Además, ahora puedes realizar paradas con el cuchillo, una técnica que no solo nos servirá para desviar golpes que de otro modo no podríamos evitar, sino también para aturdir a nuestros oponentes y dejarlos vulnerables a un remate poderoso. También se ha pulido la jugabilidad, haciendo que el simple hecho de disparar resulte algo muy satisfactorio y bastante diferente dependiendo del arma que empuñemos.

Añade nuevas acciones contextuales, la eliminación de los eventos de tiempo rápido, atajos para cambiar de armas en tiempo real sin la necesidad de abrir el menú, o la posibilidad de agacharse para ser más sigilosos y ejecutar enemigos por detrás, y rápidamente entenderás todas las mejoras que se han producido en este frente.

Obviamente, la consecuencia de esto es que ahora nuestros adversarios también se han adaptado. Tienen nuevos trucos bajo la manga, son agresivos, suelen aparecer en mayor número y tienen más formas de asediarnos, obligándonos a aprovechar al máximo todas nuestras herramientas.

En la práctica, todo esto se traduce en unos tiroteos impecables, frenéticos, tensos, agobiantes, variados y divertidos hasta decir basta, en los que no nos dejarán respirar ni un segundo mientras nos movemos y utilizamos todos los recursos que tenemos a nuestra disposición. Es un juego que a los mandos difícilmente podría ser más satisfactorio.

Probablemente os estaréis preguntando cómo se desarrolla y si mantiene todos los escenarios y situaciones que convirtieron al Resident Evil 4 original en un mito de la industria. Si bien los tráilers y capturas que Capcom ha distribuido durante estos meses podrían llevarnos a pensar que se trata de un remake muy fiel, lo cierto es que nos hemos encontrado con una aventura repleta de sorpresas a la que no le tiembla el pulso a la hora de jugar con nuestras expectativas.